En mi cuarto describía
bucólicos estados
Y,adolescente, soledades
no deseadas.
Las noches transcurrían
como una curva eterna,
un salto al vacío
el peligro o el Edén.
Besos profundos han
pasado
y lunas,
dictaduras.
Y hoy comprendo que
lo único
que jamás se detiene
es la danza enloquecida
de los átomos,
la azarosa química del cuerpo.
Daniel Rafalovich(Santa Fe, Argentina).
Dictaduras